Contracturas

CONTRACTURAS: LO QUE DEBES SABER

 

 

      ¿Te duele la espalda? ¿Tienes problemas para realizar algún movimiento? ¿Notas una zona especialmente dolorida, cansada, y con molestias?...  Pues bien pudiera ser que tienes una o varias contracturas musculares.


      Aunque hemos de decir que la palabra "contractura" se suele usar de un modo indiscriminado, pudiendo decir o incluso asegurar que tenemos una contractura, cuando en algunos casos lo que tenemos pudiera ser  otra cosa... En cualquier caso, será la visita a un especialista lo que indicara con más exactitud qué es exactamente la causa de esas molestias.

  

   DEFINICION

           Entendemos por contractura muscular a la contracción mantenida y no voluntaria de algunas fibras musculares, sin haber ningún tipo de lesión. Es decir, una parte mayor o menor de las fibras de un musculo no se relajan, sino que siguen contraídas, sin solicitar la acción del musculo. Si bien cuando realizamos un estiramiento especifico de un musculo, este se relaja, en este caso el estiramiento no producirá ese efecto, ya que las contracturas normalmente no desaparecen con el estiramiento, aunque si que pueden atenuarse con este.


      Otro aspecto característico de la contractura será que podemos contraer el músculo, solicitar su fuerza, sin notar en la mayoría de los casos limitación de la capacidad contráctil, pero sí que notaremos cierto grado de dolor. Por lo que si no solicitamos fuerza al musculo afectado, no sentiremos demasiado dolor. Es decir, en reposo el dolor es bastante menor. Aunque esto último no siempre será así, dependiendo del musculo en cuestión.



    CAUSAS 

 

  Las causas mas comunes por las que pudiera aparecer una contractura serían las siguientes:


      

1-La sobreutilización de un musculo o grupo muscular, ya sea haciendo deporte, trabajando, etc.  Y aquí podríamos diferenciar entre:


          a) Realizar un gran esfuerzo muscular durante poco tiempo. El musculo sufrirá una sobrecarga y sufrirá una contractura.


          b) Realizar un esfuerzo leve, o no excesivo, mantenido o durante mucho tiempo. El músculo se agotara, y sufrirá una contractura. En este caso el esfuerzo, aunque leve, pero repetido durante mucho tiempo superará la capacidad de adaptación del músculo en cuestión.

 
2-Mantener una postura forzada o inapropiada.

3-Contusiones.

        4-Episodios de estrés. Seguramente hemos notado en alguna ocasión que cuando pasamos por una situación en la que estamos nerviosos al poco tiempo nuestro cuello y nuestros hombros comienzan a resentirse y a dar señales de que algo va mal. En este caso sufrirán especialmente músculos como el trapecio, el elevador de la escapula, esplenios, etc.

5-Algun tipo de asimetría en la estructura ósea del individuo. Esto pudiera provocar descompensaciones del sistema muscular, desequilibrios y como resultado contractura.


       6-Lesiones de tendones o ligamentos de articulaciones vecinas. Un esguince en los ligamentos del tobillo puede provocar, por ejemplo, una o más contracturas en los músculos peroneos.


     7-Contracturas de otros músculos que trabajan de modo agonista o antagonista al musculo afectado. Es decir, de músculos que realizan una función parecida, o precisamente la contraria.


      8-Una alimentación desequilibrada, en la que el aporte de minerales y otros nutrientes no sea el apropiado.


       9-No hidratarse del modo adecuado a nuestra edad, peso, y actividad física.


     10-Entrenamientos inadecuados, donde falten por ejemplo, cosas tan importantes como los estiramientos oportunos y calentar bien antes de comenzar.
      
        11-Lesiones articulares.



 

   SINTOMAS MAS COMUNES


 Entre los síntomas más comunes encontraremos los siguientes:


        -Notaremos rigidez, nos faltara cierto grado de libertad de movimiento, nos sentiremos limitados.

        -Dolor, en especial al solicitar actividad al musculo afectado, y dolor al intentar estirarlo.

    -En ocasiones, y dependiendo del músculo afectado, pudiéramos sentir escozor interno, sensación de carga o pesadez, hormigueos, incluso dolor en otra zona del cuerpo más o menos alejada.

 -Limitación del movimiento articular.

          -Impotencia funcional, mayor o menor.




   QUE HACER

  
     -Antes de nada, eliminar la causa que provoco la aparición de la contractura. Así pues, si la causa por ejemplo, es un entrenamiento excesivo haríamos bien en bajar un poco la intensidad o el tiempo dedicado. Como podrá pensar seguramente el lector, esto es más fácil decirlo que hacerlo, pues si repasamos el apartado anterior, veremos que existen causas que será más difícil de eliminar que otras, en función de nuestro ritmo y rutinas de vida, como por ejemplo el estrés.

     -Tomar algún tipo de relajante muscular, antinflamatorios...


     -Recibir una terapia especial que incluya masajes descontracturantes, técnicas específicas para soltar la musculatura, calor, etc.

 

     -Reposo relativo. Seguiremos con nuestra rutina diaria, pero evitaremos poner en tensión el músculo o músculos afectados.


     -Vigilar nuestra alimentación e hidratación.



Y esto es básicamente lo que podemos decir acerca de lo que es realmente una contractura.

 


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